Las emociones y el marketing de contenidos

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Felicidad, tristeza, nostalgia, melancolía, euforia, miedo… todos hemos pasado alguna vez por alguno de estos estados emocionales. ¿Por qué tal video nos disparó lindos recuerdos o por qué esa foto nos hizo reír de una manera disparatada? Cualquier estrategia de marketing debe tener en cuenta este tipo de emociones y reacciones psicológicas del público. Tener en claro esto es un puntapié fundamental para desarrollar un plan eficaz que nos permita alcanzar los objetivos planteados, como aumentar las ventas de nuestro producto o aumentar el reconocimiento de nuestra marca. Conocé más a continuación.

Emociones para captar la atención

Sólo dos segundos… ese es el tiempo máximo que tenemos para captar la atención de un usuario. Una imagen, unas palabras deben ser lo suficientemente atractivas para retenerlos. Una vez que lo logramos debemos comenzar a desplegar nuestras tácticas comunicacionales/marketineras.

En esa primera etapa las emociones todavía siguen a flor de piel y es necesario continuar apelando a ellas para “conquistar” al usuario. Es en estos momentos donde se recurre, a través del marketing de contenidos, a diferentes emociones: nostalgia, felicidad, amor, etc.

Si bien en un principio se había acordado que existían seis emociones fundamentales, de acuerdo a estudio posterior existirían sólo cuatro: felicidad, tristeza, miedo/sorpresa, enojo/descontento.

Ahora veremos qué tipo de acciones provocan esas emociones y a partir de ahí, comprender cómo el marketing de contenidos puede aprovechar eso a su favor.

  • Felicidad = compartir: la felicidad es uno de los estados primordiales del ser humano y es una emoción que compartida, aumenta exponencialmente. Podemos recordar la escena final de “Into the wild”:

Así, la alegría es uno de los principales factores a la hora de compartir en el mundo de las redes sociales.

  • Tristeza = conexión y empatía: Cuando el cerebro siente tristeza emite ciertos neuroquímicos que promueven la conexión y empatía. Estos efectos resultan en una mayor comprensión y más generosidad por el otro. Las imágenes que causan la secreción de esos neuroquímicos generan confianza en un producto o  marca, y entonces, más ventas o mayor fidelidad.
  • Miedo/sorpresa = algo a qué aferrarse: cuando tenemos miedo la primera respuesta es aferrarse, si estamos acompañados, a la persona a nuestro lado. Pero en el caso de que estemos solos, como consumidores, crearemos una mayor afinidad con una marca que “esté a mano” por sobre otra que esté a lo lejos o a una distancia “menos humana”.
  • Enojo/descontento = compartir: si bien estamos hablando de una emoción completamente antagónica a la primera que mencionamos más arriba, funciona también como un disparador a la hora de compartir contenidos en las redes sociales que nos provocan malestar o indignación.

Ya tenemos la atención de la audiencia, ¿y ahora?

Hemos logrado retener al usuario, y ahora la lógica entra en juego… eso sí, de a poco y cautelosamente. El marketing de contenidos apela fundamentalmente a la sutileza a la hora de mostrar la marca o el producto. Ese es uno de los factores que influirá en el grado de viralización del contenido.

Por ejemplo, si apelamos al enojo o descontento que el usuario tiene sobre una situación en particular, presentaremos a nuestra marca o producto como una solución a ese problema. O si apelamos a la felicidad y compartir los momentos, la marca dirá “presente” también, siendo Coca Cola uno de los referentes a nivel del marketing mundial:

Apelar a las emociones para alcanzar objetivos

Las personas no van a ser más propensas a comprar un producto solamente porque les explicamos en qué consiste tal  producto o sus atributos. La compra la realizarán cuando se sientan verdaderamente convencidas de hacerla.

Apelar a las emociones es fundamental para conducir a los usuarios a esa decisión final de la compra. Las personas se conmueven y son muy sentimentales con sus problemas, y si una marca se presenta como una solución, seguramente la compra se efectivizará.

Entonces, lo primero es entender a la audiencia, y la mejor manera de hacerlo es ponerse de su lado, “en sus zapatos”. En el marketing de contenidos no tenemos que hablar de nuestra marca, sino hablarle a nuestro público, mostrar que lo entendemos y a partir de la creación de ese vínculo emocional, la relación con la marca será más profunda y sentida.

Las personas son más propensas a adquirir productos de empresas con las que sienten afinidad y es por eso, que las emociones son clave a la hora de pensar nuestras estrategias de marketing futuras.